En los últimos años, el mundo ha sido testigo de una creciente intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos, atribuidos en gran medida a la crisis climática global. Estados Unidos, una nación vasta y diversa en términos geográficos, no está exenta de estos impactos. De hecho, un nuevo índice de riesgo climático revela que algunos estados están en mayor riesgo que otros debido a su vulnerabilidad a condiciones extremas como el calor, las sequías, inundaciones costeras e interiores, y los incendios forestales.
Este índice, que utiliza datos de Climate Central, una organización científica independiente, clasifica a 48 estados del país (excluyendo Alaska y Hawái debido a la falta de datos comparables) según los impactos que se espera que la crisis climática tenga en sus poblaciones. Los resultados son alarmantes, particularmente para los estados del sur, donde se prevén los mayores impactos climáticos.
El sur de EE.UU., el epicentro del riesgo climático
Nueve de los diez estados que se prevé experimenten los peores efectos de la crisis climática se encuentran en el sur de Estados Unidos, muchos de ellos con costas vulnerables a huracanes e inundaciones. Florida, Georgia, Carolina del Norte y Texas, por ejemplo, enfrentan la amenaza de múltiples peligros climáticos, incluidos el calor extremo, sequías, incendios forestales e inundaciones costeras.
El Huracán Helene, de categoría 4, que recientemente devastó partes del sur del país, es un claro ejemplo de cómo los fenómenos meteorológicos extremos están afectando cada vez más a esta región. Este huracán, que alcanzó vientos de hasta 140 millas por hora, cobró más de 200 vidas en su paso por Florida y otros estados del sureste como Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Tennessee y Virginia. Su impacto ha llevado a los expertos a declarar el fin del mito de los «refugios climáticos», aquellas zonas que alguna vez se consideraron seguras frente a los efectos del cambio climático.
Uno de esos «refugios» era Asheville, en Carolina del Norte, una ciudad que en años anteriores había sido considerada un lugar más seguro debido a su ubicación geográfica. Sin embargo, las devastadoras inundaciones causadas por el huracán Helene mostraron que, en realidad, ninguna región está completamente a salvo.
Los impactos esperados de la crisis climática en Estados Unidos
El índice de riesgo climático examina una variedad de factores para clasificar a los estados en términos de su vulnerabilidad a los fenómenos extremos. Entre estos factores se incluyen los días de calor extremo (aquellos con un índice de calor de al menos 40.6°C o 105°F), el aumento de los días de temporada de mosquitos, el potencial de incendios forestales, y el porcentaje de la población en riesgo de inundaciones costeras e interiores.
El calor extremo es un denominador común en los 48 estados analizados; ningún estado continental está exento de enfrentar días de temperaturas peligrosamente altas. Esto puede traducirse en más días de calor extremo, una temporada de mosquitos más prolongada, o un mayor número de días con mala calidad del aire debido al calor y la contaminación.
Vermont, considerado el estado más seguro del país según este índice, es el único donde el calor extremo es el único impacto significativo previsto. Sin embargo, incluso Vermont no está completamente libre de los efectos del cambio climático, lo que refuerza la idea de que no existe un verdadero «refugio» climático en ninguna parte de Estados Unidos.
Los peores estados para vivir debido al cambio climático
El informe identifica siete estados que enfrentarán los cinco principales peligros climáticos: calor extremo, sequía, inundaciones interiores, incendios forestales e inundaciones costeras. Estos estados son Florida, Georgia, Carolina del Norte, Oregón, Texas, Washington y California, que también obtienen puntajes superiores al promedio en el índice de riesgo climático.
Tres de cada cuatro estados verán un aumento en el riesgo de sequía, lo que plantea serias preocupaciones sobre la disponibilidad de agua potable y la seguridad alimentaria en algunas áreas. Aunque las inundaciones costeras son menos comunes en comparación con otros impactos, su amenaza sigue siendo significativa. De hecho, solo dos de los diez estados más vulnerables no enfrentan un riesgo considerable de inundaciones costeras.
Entre los estados del sur, Florida se lleva la peor parte, ocupando el primer lugar en la clasificación general de riesgo. Con su extensa costa expuesta a huracanes cada vez más fuertes y frecuentes, el estado se enfrenta a una combinación letal de todos los peligros climáticos mencionados.
¿A dónde deben dirigirse los «refugiados climáticos»?
Para aquellos que buscan evitar los peores impactos del cambio climático, el noreste de Estados Unidos parece ser la mejor opción. Vermont, Nuevo Hampshire y Massachusetts encabezan la lista como los estados con menor riesgo según el índice de cambio climático, con puntajes inferiores a 100. Aunque no están exentos de riesgos, estas áreas ofrecen una mayor seguridad relativa en comparación con el sur y el oeste del país.
El medio oeste también emerge como una región relativamente más segura, aunque algunas áreas todavía enfrentarán desafíos como el calor extremo y las sequías. California, por otro lado, debe evitarse debido a su alta vulnerabilidad a incendios forestales e inundaciones costeras, además de su creciente riesgo de sequías prolongadas.
En definitiva, aunque algunos estados presentan menores riesgos en comparación con otros, está claro que ninguna región de Estados Unidos está completamente a salvo de los efectos del cambio climático. La clave para el futuro será la resiliencia y la adaptación, tanto a nivel individual como comunitario, para enfrentar los retos que esta crisis global traerá en las próximas décadas.