España se encuentra nuevamente bajo la sombra de las catástrofes climáticas. Apenas dos semanas después de que lluvias torrenciales devastaran la región de Valencia, provocando la muerte de más de 220 personas, nuevas alertas meteorológicas han encendido las alarmas en el país. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió esta semana advertencias de fuertes tormentas y lluvias torrenciales para nueve comunidades, entre ellas Cataluña, las Islas Baleares y zonas de las provincias de Valencia y Andalucía. Miles de personas han sido evacuadas, mientras el sistema meteorológico conocido como DANA vuelve a poner en jaque a las autoridades y a la población.
Aunque este episodio de lluvias no alcanza la intensidad de las anteriores, el patrón repetitivo de estos fenómenos extremos está generando una creciente presión sobre los líderes mundiales para que tomen medidas contundentes contra las emisiones que calientan el planeta. La tragedia en Valencia, una de las peores en décadas, se convirtió en el centro de atención global durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP29, celebrada en Bakú.
La tragedia de Valencia en el escenario global
El primer ministro español, Pedro Sánchez, llevó el dolor de su país al escenario internacional al declarar con contundencia: «El cambio climático mata, y en Valencia ha matado a 220 de mis compatriotas». Durante su intervención en la cumbre, Sánchez pintó un cuadro sombrío de hogares enterrados bajo el barro y familias aún buscando a sus seres queridos desaparecidos. Subrayó que lo ocurrido no es un hecho aislado, sino una advertencia urgente de lo que está por venir si no se toman «medidas drásticas».
En su discurso, Sánchez instó a reconstruir las ciudades con resiliencia frente a estos fenómenos extremos y denunció a los gobiernos que, por proteger intereses económicos, han retrasado la acción climática. “Esta fórmula nos está llevando al desastre”, advirtió. Sus palabras resonaron en un contexto donde otros líderes, como el primer ministro de Croacia, Andrej Plenkovic, señalaron desastres similares en Europa, subrayando que la región mediterránea es una de las más vulnerables al cambio climático.
El cambio climático intensifica las tormentas
El sistema DANA, responsable de las lluvias en España, se forma cuando una zona de baja presión queda atrapada y estacionada sobre un área específica. Este fenómeno, combinado con aire frío en las alturas y aire cálido del Mediterráneo, genera lluvias intensas que pueden durar varios días. Aunque este tipo de eventos no son nuevos en la región, los científicos han demostrado que el cambio climático está aumentando su intensidad. Un análisis realizado por World Weather Attribution concluyó que el calentamiento global hizo que las lluvias fueran un 12% más intensas y el doble de probables.
Celeste Saulo, secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, describió las lluvias en España como una «llamada de atención» sobre cuánto más agua puede contener una atmósfera más cálida. Cada fracción de grado de aumento en la temperatura global amplifica los extremos climáticos, las amenazas y los riesgos, subrayó. Además, advirtió que muchas comunidades no están preparadas para enfrentar fenómenos de esta magnitud.
Un futuro en juego
El impacto de estas inundaciones no se limita a los daños materiales y la pérdida de vidas humanas. También pone en jaque los delicados ecosistemas de España, como el parque natural de la Albufera en Valencia, que quedó gravemente afectado. Los científicos temen que la repetición de estos eventos pueda provocar daños irreversibles en la biodiversidad y el equilibrio ambiental de la región.
Con un planeta que se dirige hacia un aumento de 3.1°C en este siglo si no se adoptan políticas más ambiciosas, las conversaciones en la COP29 adquieren una relevancia crítica. Sin embargo, los desacuerdos entre países sobre cómo abordar esta crisis complican la posibilidad de alcanzar consensos efectivos.
Mientras tanto, España se convierte en un recordatorio palpable de los riesgos del cambio climático y en un llamado urgente a la acción. Como dijo Sánchez al concluir su discurso: «No solo debemos ayudar a las víctimas de Valencia, sino evitar que esta tragedia vuelva a repetirse».