El cambio climático sigue mostrando su impacto devastador sobre los recursos hídricos del planeta. Un reciente informe coordinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela que el año pasado fue el más seco para los ríos del mundo en más de tres décadas. Además, los glaciares han experimentado la mayor pérdida de masa en medio siglo. El informe sobre el Estado de los Recursos Hídricos Mundiales muestra una imagen alarmante: las condiciones de sequía y los niveles de agua de los ríos están empeorando, poniendo en riesgo el suministro global de agua.
Un panorama global de los recursos hídricos
El informe anual de la OMM ofrece una visión completa del ciclo hídrico mundial, abarcando desde inundaciones extremas hasta sequías severas. Este informe no solo se enfoca en ríos y embalses, sino que también incluye glaciares y aguas subterráneas. Para realizar este análisis, la OMM recopila datos de servicios meteorológicos e hidrológicos, centros de datos y organizaciones como la NASA y el Centro Alemán de Geociencias.
Uno de los puntos más preocupantes del informe es la advertencia de que, en los últimos cinco años, las condiciones de los flujos de los ríos y los embalses han estado por debajo de lo normal. Esto implica una presión creciente sobre los recursos de agua dulce, fundamentales tanto para el consumo humano como para la agricultura y la industria.
Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, ha sido clara al señalar que «el agua es el canario en la mina de carbón del cambio climático», haciendo referencia a cómo las señales de advertencia sobre el cambio climático se manifiestan con fenómenos hídricos extremos. Las lluvias intensas, las inundaciones y las sequías no solo afectan a las personas, sino también a los ecosistemas y a las economías. Sin embargo, el mundo no está tomando las acciones urgentes necesarias para mitigar estos impactos.
¿Qué está ocurriendo con los ríos del mundo?
El informe señala que el año 2023 fue especialmente seco para los ríos a nivel mundial. Más del 50% de las cuencas hidrográficas del planeta mostraron condiciones «anormales». Esto significa que el volumen de agua que fluye por los ríos ha disminuido drásticamente en muchas regiones.
América del Norte, América Central y América del Sur experimentaron condiciones de sequía, con el río Misisipi alcanzando niveles de agua históricamente bajos y el río Amazonas registrando su nivel más bajo jamás registrado. En Asia, los ríos Ganges, Brahmaputra y Mekong también mostraron niveles inferiores a los normales en gran parte de sus territorios.
Por otro lado, algunas regiones del mundo sufrieron inundaciones devastadoras. En la costa este de África, las islas Filipinas y la isla Norte de Nueva Zelanda se vieron afectadas por descargas fluviales por encima de lo normal, que causaron grandes daños.
En Europa, el Reino Unido, Irlanda, Finlandia y partes de Suecia también experimentaron niveles de descarga fluvial por encima de lo habitual, una señal de que los efectos del cambio climático no se limitan a sequías, sino que también generan patrones de lluvias extremas.
La crisis climática y su impacto en el ciclo del agua
El cambio climático no solo está afectando a los ríos y las reservas de agua; también está provocando cambios extremos en el ciclo del agua. El año pasado fue el más caluroso jamás registrado, y los científicos coinciden en que las temperaturas extremas de la Tierra están siendo impulsadas por la crisis climática. La transición de La Niña a El Niño, un fenómeno meteorológico natural, exacerbó tanto las sequías prolongadas como las inundaciones devastadoras de 2023.
Los fenómenos naturales como La Niña y El Niño están siendo amplificados por la crisis climática, haciendo que sus impactos sean más intensos y que los patrones climáticos se vuelvan más erráticos, lo que dificulta su predicción y manejo.
Además, los glaciares han sufrido la mayor pérdida de agua en 50 años, lo que plantea una amenaza a largo plazo para la seguridad hídrica de millones de personas. En particular, las regiones de América del Norte occidental y los Alpes europeos han registrado tasas extremas de derretimiento. Solo en Suiza, los glaciares han perdido cerca del 10% de su volumen en los últimos dos años.
El informe también advierte sobre la disminución de la cobertura de nieve en el hemisferio norte, especialmente en primavera y verano. En mayo del año pasado, la cobertura de nieve fue la octava más baja jamás registrada, lo que refleja el impacto de las temperaturas en aumento en los patrones de precipitación y derretimiento.
Los desafíos de la recopilación de datos en el sur global
Aunque la OMM ha logrado avances en la recolección de datos hídricos, el informe destaca que continentes como África, América del Sur y Asia están subrepresentados en términos de monitoreo hidrológico. Esto plantea un desafío significativo, ya que sin datos precisos, es imposible gestionar adecuadamente los recursos hídricos.
«Sabemos muy poco sobre el verdadero estado de los recursos de agua dulce del mundo», advierte Celeste Saulo, quien subraya la importancia de mejorar el monitoreo y la cooperación en la recopilación de datos, especialmente en el sur global. Sin una medición adecuada, no es posible implementar soluciones eficaces para hacer frente a la crisis climática y su impacto en los recursos hídricos.
Conclusión
El informe de la OMM es un llamado urgente a la acción. Las señales de advertencia están ahí: los ríos se están secando, los glaciares están desapareciendo y los patrones climáticos se están volviendo cada vez más extremos. Sin embargo, la respuesta global sigue siendo insuficiente. Es imperativo que se tomen medidas drásticas para abordar el cambio climático y proteger los recursos hídricos, de lo contrario, las consecuencias serán catastróficas para millones de personas alrededor del mundo.